La vegetariana es el libro de moda, pues es el más comentado de su autora, Han Kang, la ganadora del Nobel de Literatura 2024. Sin embargo, su título me parece inexacto, ya que la protagonista inicialmente deja de comer carne luego de tener algunos sueños imprecisos para el lector, pero en realidad deja paulatinamente de comer cualquier cosa. Incluso la abandona la voluntad de comer. Más parecería habitarla el deseo de convertirse en un vegetal. No niego que muchas veces comparto con la protagonista ese fantasía de descender hasta la vida de las plantas, sin conciencia, tal vez sin pensamiento, para sólo sentir como una brisa el transcurrir de la vida. Cualquiera que sea el deseo de la vegetariana, el libro no lo comunica. En realidad, la narración nunca explica cuál es el deseo de su personaje, ni existe una comunicación entre ella y su medio. Los personajes se diluyen a lo largo de la trama, algunos hasta desaparecer. La novela está escrita con tales huecos narrativos el lector puede proponer su interpretación, cualquiera que ésta sea, sin que la trama se vea afectada. Puede ser que la vegetariana se rebele ante la sociedad, puede ser… pero la novela no lo dice. Puede ser que sus sueños sean un vislumbre de la destrucción ecológica, o un símbolo del sufrimiento animal. Todo puede ser. Cuando Yeonghye (que así se llama la protagonista) es ingresada a un psiquiátrico, pensaríamos que algo tiene que decir una disciplina científica en torno al sujeto de esta narración. Pero la psiquiatría parece una ciencia contemplativa, que sólo se limita a mirar sin diagnosticar. En los pasajes que leemos no hay diálogos entre Yeonghye y su hermana, o entre ella y sus padres (pero ellos ya han desaparecido desde el primero de los tres capítulos del libro). Ese momento de violencia en que el padre quiere hacer comer por la fuerza a su hija también ha quedado atrás, no tiene antecedentes ni consecuencias. Su madre, cuando ella está internada en el hospital, la engaña para que coma caldo de carne, pero lo vomita una vez que se da cuenta de lo que comió. Cuando su padecimiento progresa, Yeonghye sueña que los árboles en realidad hunden las manos en tierra, así que ella misma se pone boca abajo dejando las piernas hacia arriba, para que una flor le creciera en el pubis. Desafortunadamente, no pasa lo mismo con el libro, no florece, las imágenes no dan fruto. Tan incomprensible como el personaje es la sociedad que lo rodea: un vegetariano parece algo tan extravagante que puede arruinar una reunión cuando los asistentes se enteran de que hay uno entre ellos. Hay algo constante en los personajes de esta novela: parece que todos, en algún momento, se sorprenden cuando se dan cuenta del tipo de persona que tienen enfrente. Hay una incomunicación constante, un incapacidad de darse cuenta del otro. Siempre se sorprenden de la existencia del otro, pero no tienen herramientas para comunicarse con él.
Han Kang. La vegetariana / 채식주의자 (2007), tr. Sunme Yoon. México, Random House, 2024.
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