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viernes, 7 de julio de 2017

Lenguajes en la poesía mexicana, de Mario Calderón


 
Este es un libro de una encantadora ingenuidad. Su autor, un profesor de Literatura, presenta el producto de sus reflexiones en torno a la poesía. Reflexiones enunciadas con alegre desenfado y con las cuales aborda muy variados temas, desde las adivinanzas hasta el surrealismo en la obra de Octavio Paz. Todo ello sin dar muestras de que le importe el qué dirán ni las refutaciones que le pueda dar una realidad un poco más compleja de lo que supone. Cuando habla de las adivinanzas, afirma que contarlas es una costumbre que se va perdiendo, pero sólo veinte páginas más adelante concluye que lejos de desaparecer “actualmente parece adquirir mayor vitalidad”. A los universitarios, público lector de la colección “Poemas y ensayos”, les alegrará leer una frase como la siguiente: “La adivinanza está sufriendo también otra transformación: la del doble sentido… las que inclusive se promueven en programas cómicos de televisión como Puro loco que transmitió durante mucho tiempo el Canal Trece en México”. Por desgracia, no queda muy claro si la televisión ha ayudado o no a este género popular, aunque en otro pasaje parece dar una pista: “la adivinanza, por tradición, ha sido un juego intelectual que practica el pueblo y constituía… una de las escasas diversiones entre los habitantes adonde, por diversas razones, todavía no llegaba la radio y la televisión”. De este modo devanaban los siglos los cortesanos en Provenza mientras llegaban los entretenidos programas de televisión. Por suerte no hemos vivido esos tiempos aburridos. Pero pasemos rápidamente por estas páginas en que el autor llama al refrán “antecedente de la literatura posmoderna” y en que atribuye a Abraham Lincoln la frase “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, para llegar a su tema fuerte: la poesía. En esos capítulos se encuentra diversión en grandes cantidades, por desgracia en dosis mayores de las que puede asimilar este texto. Nos enteramos, en sustancia, de que la poesía le sirve a sus autores para legitimarlos. Bien, ese malvado género, la poesía, ha sido desenmascarado por el profesor Calderón. Los poetas sólo quieren poder político, vestirse bien y tener becas. Y tener becas le impide al poeta escribir con libertad y ser independiente. Naturalmente, para lograr este silogismo, el autor tiene que ignorar la diferencia entre estado y gobierno, pues las becas son estatales y no tienen como requisito ser alabanzas del poder. El mecenazgo estatal de las artes fue propuesto por Justo Sierra porque consideraba esta actividad como una utilidad social. Uno de los primeros becados fue Diego Rivera, de quien no se puede decir que no haya sido un artista independiente. Ni entonces ni ahora se han impuesto contenidos a los creadores como condición para que se les beque. ¡Bah!, pero esas son minucias que no entran en la argumentación de este autor. Sí en cambio, le interesa dejar en claro que los críticos (con estudios académicos, por favor) deben de guiar el gusto del pueblo. No es el primer libro de esta calidad que publica “Poemas y ensayos”, por lo que esperar los siguientes títulos agita grandemente nuestra curiosidad.

Mario Calderón. Lenguajes en la poesía mexicana (Entre el canon y el folclore). México, UNAM, 2015. (Col. Poemas y ensayos)

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