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sábado, 18 de marzo de 2023

Miradas al mundo virreinal, de José Carlos Rovira

  



 

¿Y si volvemos por un rato al mundo literario del virreinato? Veremos en sus libros: las llamas de la condenación eterna, las flores de Asís, hipérbatos y alegorías, enigmas poéticos, celdas de monjas, representaciones teatrales acompañadas de chocolate servido en mancerinas… y bastante barullo que llega desde las calles. No ha sido posible para el editor quitar todo ese vocerío. En esta reunión de textos académicos, Miradas al mundo virreinal, su autor, José Carlos Rovira, ha querido mostrar en lo posible todo ese escándalo que sale de los documentos, pues las antiguas calles de las ciudades también hablan, lo mismo que la iconografía de entonces. Me gusta que no es del tipo de académicos que cierra las puertas y las ventanas para que escuchen sólo sus pares de las universidades. Además, intenta relacionar todo eso con el mundo literario de hoy, pues por lo general la literatura colonial americana se maneja como un mundo aparte, una ínsula a la que sólo llegan los telescopios de los especialistas. Le interesa saber, por ejemplo, cómo es que los intelectuales dieciochescos se aproximaban al mundo indígena, cómo es que el lejano reino de Paraguay apareció en el Cándido de Voltaire, o bien se detiene a leer un raro libro con los pensamientos filosóficos de un médico español afincado en Dominicana. Es un mundo demasiado exuberante, así que se nos aconseja no visitarlo nunca sin un guía que nos lo descifre. En ese mundo, los libros que nos cautivarían… ni siquiera podríamos entenderlos si quisiéramos leerlos en sus ediciones originales. Y aquellos que tienen un título tentador nos matarían de aburrimiento. Quiero mencionar uno de ellos, escrito por fray Joaquín Bolaños, La portentosa vida de la Muerte, emperatriz de los sepulcros, vengadora de los agravios del altísimo y muy señora de la humana naturaleza (1792). Nos advierte Agustín Yáñez que es un libro aburridísimo, y que la falta de talento novelesco de los escritores novohispanos se debe a la real cédula que impidió la llegada de novelas a América. Sin embargo, con los capítulos de este libro José Saramago habría escrito un libro maravilloso. Sólo para dar una idea, aquí algunos de ellos: “Patria y padres de la Muerte”, “Se da razón quién fue abuela de la Muerte”, “Pesadumbre de la Muerte en el fallecimiento de un Médico que amaba tiernamente”, “De un susto que dio la Muerte a un pobre rico”, “Correo del otro mundo enviado por la Muerte a la ciudad de Celaya” y “Senectud de la Muerte y principio de sus agonías”. Se nos indica que el autor de este emocionante libro de decepcionante contenido era natural de Zacatecas, sitio a donde seguramente llegaba una nutrida bibliografía relacionada con la Muerte. Mucho antes de que existiera la Catrina, la Muerte ya tenía su biografía en estas tierras. El libro nos dice que cuenta asimismo con una nutrida iconografía virreinal. La vemos, en sus retratos: bailar, meditar, comer, aconsejar, perseguir, disparar un cañón, derrumbar una torre… Trabaja mucho, y nosotros quisiéramos verla descansar aunque fuera un rato.

 

José Carlos Rovira. Miradas al mundo virreinal. Ejemplos en la literatura hispanoamericana y recuperaciones contemporáneas. México, UNAM, 2015.

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