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viernes, 4 de febrero de 2022

Yoga, de Emmanuel Carrère



 

Según leo, la crítica literaria dice que el francés Emmanuel Carrère (1957) reinventó la no-ficción. Antes de leer Yoga no sabía nada de este autor. Me dijeron: “Empieza por otro libro”. Pero como era el que tenía en las manos, no dejé de leerlo. Al fin, cualquier texto es una puerta de entrada a un escritor, sea buena o no. En el fondo, no sé si se trata, como dicen muchos, de que Carrère haga o no ficción con su propia vida. Es cosa de reflexionar en torno a si es posible no hacer ficción con un material tan huidizo como el “yo”, reflexión que no me interesa mucho: si la ficción es el procedimiento exclusivo para fijar la propia personalidad en un texto. Sería entonces muy difícil lograr aquello de lo que se jactaba Rousseau, que podía presentarse ante el tribunal de Dios con su libro de Confesiones bajo el brazo. En todo caso, quien sí se presentó ante un tribunal con su libro bajo el brazo fue Carrère, demandado por Hélène Devynck, su exesposa, con quien había firmado un contrato comprometiéndose a no mencionarla en sus obras futuras. Cuando ella leyó Yoga pudo percatarse de que la sinceridad prometida por el autor era inexistente. Quienes lo conozcan sabrán que la sinceridad del libro se encuentra adulterada, construida de un modo autoexculpatorio. La sinceridad como sirviente del narrador… Como idea literaria, es la primera que se erradica en las clases de crítica. La sinceridad, de hecho, es la principal acusada, la que despierta las sospechas de todos los críticos. ¡No creerle al autor!, la regla más importante. ¿Qué pretende al contarnos su historia, de qué nos quiere convencer? Ni siquiera le digan “autor”, cuando le corresponde la categoría de “narrador”. Alguien desposeído de su propia experiencia, si es que la tuvo alguna vez. No nos consta. Disculpen por lo que voy a decir, pero creo en la palabra de la sinceridad, la gran indiciada. Creo con gran ingenuidad en sus afirmaciones, porque de algún modo es el autoengaño en cuya neblina caminamos al escribir. Seguimos esa serie de ideas en busca de una verdad, ya sea una verdad propia o una literaria. Un yo que construimos para olvidar al que nos acompaña a lo largo del día. Naturalmente, no es la misma noción la que tienen la ex señora Carrère y su abogado. Ellos creen, más prácticamente, en que la literatura está en el cuarto de al lado. Se abre una puerta y ya se está rápidamente en la literatura, sin transición. Como esos malos actores que son uno y el mismo dentro y fuera de la pantalla…

 

Emmanuel Carrère. Yoga (2020), tr. Jaime Zulaika, 3ª ed, 1ª ed. mexicana. Barcelona, Anagrama, 2021.

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