Luego de
leer Por una nueva novela,
difícilmente alguna me parecerá nueva. Destroza tal cantidad de ideas fijas
acerca de cómo valorar este género, que uno siente un poco de vergüenza. En
realidad, se trata de la reunión de ensayos dispersos y militantes de Alain
Robbe-Grillet (1922-2008), publicados a lo largo de los años 50. Son un
parteaguas, un hasta aquí. Y donde este autor pone el dedo, se debería de poner
muy seriamente una marca. No se puede escribir como si no hubiera existido esta
corriente narrativa de la literatura francesa. Algunos se atrevieron, así que
no estaba de más alguna polémica. Por ejemplo, la idea de que las cosas deben
de estar descritas sin metáforas que las humanicen. Estaba bien decir que “el
mundo es el hombre”, pero no que “la cosas son las cosas y el hombre sólo es el
hombre”. Ya se ha dicho mucho que la selva tiene “un corazón”, y que el sol es
“despiadado” como para que no exista detrás de todo esto un sistema metafísico.
Arrancarlo del hombre, y que las cosas no lo acompañen en su tragedia, es uno
de los aspectos de esta poética. Si el sol sólo está ardiendo en el cielo como
un objeto, se dice lo mismo. Pero si es despiadado añade algo, se tiene que
aceptar una voluntad. Olvidamos que esta sensación de un universo es sólo una
idea, y que la sensación de humanidad del mundo no dura ni un milímetro más
allá de nuestra piel. Más allá todo es un misterio, una indiferencia. Aunque
mentimos al llamarle indiferencia, pues eso supondría que el universo nos
conoce y nos ignora. En el fondo, no sólo la humanización del mundo es
peligroso. ¡Deben de ser extirpadas todas las comparaciones! pues todas suponen
un más allá. Disolver ese “pacto metafísico” que existe entre el hombre y el
mundo. Su instrumento de pensamiento disecciona un par de novelas, no son
cualquier novela, sino El extranjero
de Albert Camus y La náusea, de
Jean-Paul Sartre. Y concluye que el mundo tiene un papel más, como de
personaje, en una medida en que sus autores no son capaces de admitirlo. La
relación de fascinación y terror que los protagonistas respectivos establecen
con las cosas dan idea de que el mundo tiene aquí también un más allá. Sin
embargo, no es un ejercicio de destrucción de un género literario sino de continuación
de las distintas búsquedas, las que proceden de un Balzac, y que sigue un
Proust, o un Faulkner. Le interesa al autor que la novela sea una búsqueda. Yo sólo
agregaría que el estilo crea gran parte de lo que investiga, ya que lo que no había
enunciado no se encontraba más que en lo potencial. Tuve el honor de conocer a
Robbe-Grillet y de hacerle un par de preguntas sobre su obra. Con toda mi
admiración le acerqué un libro suyo para que me lo dedicara. Sacó su pluma. ¿Qué
escribiría el gran iconoclasta? Como el Zorro sobre un muro, agitó la mano, y
sólo dejó, sobre la primera página, una “R” grande y solitaria.
Alain Robbe-Grillet. Por una nueva novela, tr. de Pablo Ires,
pról. de María del Carmen Rodríguez. Buenos Aires, Cactus, 2010. (Serie
Perenne)
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