Barrio verbo es un diccionario de verbos, todos enunciados en un inmóvil
infinitivo. Es un diccionario aunque no esté en orden alfabético. No está
escrito entonces para buscar nada. Pero quizá para acomodar las experiencias de
su autora, Ingrid Solana. Hay palabras como “comer” o “viajar”, pero la mayor
parte del libro está compuesto de ensayos con asuntos más bien intelectuales, “dudar”,
“leer”, “comprender”. Curiosamente, cuesta más trabajo acceder a la acción si
se la detiene para observarla. De hecho en los capítulos de este libro hay
cierta dificultad para acercarse a ella, es mejor no tocarla directamente.
Siempre existe un sistema de citas que impide sentir la realidad. Se
privilegia lo que dijo Barthes, lo que opinó Deleuze… El aforismo de una autoridad es el que permite que se toque el fragmento de vida. Son guantes con
los que se toma el fenómeno. Entonces, la voz del texto se acerca a su objeto,
pero hasta cierto punto. Sí, lo hace con sagacidad, como cuando aborda el tema
de la fotografía de Octavio Fossey y la película de John Maybury sobre Francis
Bacon. Pero siempre desde un punto de vista exterior. No me parece casual que
el sentido privilegiado en el libro sea la vista. Ver películas, cuadros,
muros, fotografías. Nada entra en su ser. Incluso la palabra “comer” es un
verbo enemigo. “Abre la boca y traga” es la frase con que se relaciona la “cuchara
enemiga”. Entonces, elaborar una serie de textos pero de tal manera que la
realidad quede fuera, lejos. Aun en el ensayo en que hace una lectura aguda de
Bacon, me parece distante de su objeto de estudio. ¿Será por los infinitivos
que regresan a cada momento? Pintar es…
Leer es… Se trata de la formulación atemporal de los fenómenos, los cuales
se ilustran con experiencias. Dicho de otro modo: la experiencia concreta sirve
sólo para comprobar el aforismo abstracto. “Los viajes son todos regresos”,
escribe en la primera página. La realidad entonces, debe de ajustarse a la
generalización. Miedo ante la realidad, demasiados juicios previos y muy poco de ideas surgidas de la experiencia propia. En el último
texto, ni la muerte del abuelo es capaz de romper la cáscara de la teoría y el
aforismo para llegar a la emoción. Habría que decir en qué lugar se encuentra
exactamente la barrera primordial. Ésta me parece que es el lenguaje
interpuesto entre el yo y el mundo. Y entonces qué podría decirse, si el
instrumento principal de nuestro trabajo está impedido de conocer. Son mis
reflexiones acerca de lo que pienso que impide a este estilo ir más allá. Se
dice en este libro que leer y escribir son actos dramáticos, pero nada de ese
drama se percibe. Quizá ésa sea la meta que uno esperaría como lector.
Ingrid Solana, Barrio
verbo. México, Conaculta, 2014. (Fondo Editorial Tierra Adentro, 508)
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