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jueves, 24 de septiembre de 2015

En los andamios del teatro. Las escenografías de David Antón



A diferencia de la literatura, con el teatro nos tenemos que conformar con tener un conocimiento muchas veces fantasmal. La historia literaria casi siempre conserva los textos celebrados en otros tiempos, y es relativamente fácil llegar a ellos. No pasa lo mismo con el teatro, pues las representaciones son comentadas por críticos que las presenciaron, que dan cierta idea de ellas, y hablan de las cualidades de los actores o del director. Pero la imaginación sufre un poco pues todo se le escapa cuando trata de tomar algo con sus manos. Por suerte, este libro reúne una muestra de los bosquejos de uno de los grandes escenógrafos de México –y uno de los más prolíficos. Son ejemplos de 62 años de trabajo, de más de seiscientas obras. Entonces, la imaginación ya no sale de las cuatro paredes que le imponen estas elegantes escenografías. Como que se engolosina paseando por sus patios y sus habitaciones, por los espacios de La bohème, de Salomé, de Mame. Ignoro casi todo de la historia del teatro, pero alcanzo a vislumbrar que los autores especializados acaso abordan la dramaturgia e indican cuándo se estrenó la obra, en qué teatros y cuántas representaciones alcanzó. Las puestas en escena, ésas pasan muchas veces sin ser recreadas. Aquí, por ejemplo, se ponen los bosquejos, fotografías, maquetas, pero sin contar las historias. No importa, sirven como momentos, puntos en un camino, que esperan ser narrados. Me detengo en varios de ellos, para tratar de evocar las puestas que no pude ver. Por ejemplo, Yo y mi chica, puesta en el Teatro de los Insurgentes por Manolo García, con Julio Alemán, en 1987. La crítica de teatro Malkah Rabell fue a verla y escribió que la escenografía llegaba “en paquete” con la obra, desde los Estados Unidos, pero que David Antón no dejó de recrearla. Esas obras trasnacionales que se contratan, que son una especie de franquicia, ¿dejarán espacio a los escenógrafos mexicanos?, ¿a los diseñadores de vestuario? Es un fenómeno que vale la pena contar. En 1997, David Antón se encargó de la escenografía de Fama. No se aprecian en las imágenes del libro los movimientos de los paneles, la variedad de cambios. Traer espectáculos similares a los de Broadway, con elenco latinoamericano, con versiones en español. Ahora bien, no le gusta a David Antón ser el protagonista, pues dice que el escenógrafo no es la estrella de la obra. Pero sopla el tiempo por el teatro y disuelve las representaciones que muchos vieron. Y quedan los trazos que estaban detrás. Y entonces, se invierten los papeles. La escenografía sale a escena a decir su papel protagónico. ¿Qué se puede decir de ellas y de su papel principal? De las escenografías salen todas las historias. Detrás de una de sus puertas va a salir una mala noticia, o una salvación. Deben de saber todo del futuro, porque contienen todas las posibilidades para los personajes. Nada las debe de tomar por sorpresa. A veces, son un estado de ánimo. Y por eso son recurrentes en los sueños y en las evocaciones. Si los espacios se deforman es porque también son un mensaje que se extrae de la propia obra. En gran medida, el teatro mexicano ha tomado realidad gracias a la incansable perfección de David Antón.

En los andamios del teatro. Las escenografías de David Antón, presentación de Édgar Ceballos. México, Escenología Ediciones, 2013.

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