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jueves, 8 de mayo de 2025

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick



En esta novela de Philip K. Dick (1928-1982), los animales reales son uno de los mayores lujos que las personas pueden darse. Luego de la destrucción que provocó la Guerra Mundial Terminus, la propia vida parece un bien escaso en la Tierra, pues de hecho, gran parte de la humanidad abandonó el planeta para vivir en Marte (aparentemente, con una calidad mejor). Bueno, no se sabe bien. Las noticias que llegan de ese planeta son pocas y confusas. Aquí, en la Tierra ha quedado un polvo persistente que no deja ver el cielo, una penumbra constante y pocos habitantes que no tienen muy claro en qué mundo viven. Nosotros, los lectores, tampoco tenemos mucha claridad, pero intentamos penetrar en la oscuridad de la trama. Es un mundo en que los “replicantes”, es decir: los robots semejantes a los hombres, se vuelven tan similares que necesitan ser erradicados. Los encargados de hacerlo son cazarrecompensas que cobran por cada robot infiltrado. Son tan similares a nosotros que se los medios para reconocerlos tienen que ser cada vez más refinados. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? fue publicada en 1968, pero creo que ahora, casi seis décadas después, se asoma en verdad el terror que palpitaba en estas páginas. Eso se debe a que vivimos el tiempo en que la tecnología ha logrado su mejor acto de magia: hacer el mejor retrato, no del ser humano, sino de su conciencia. No logramos desprender aquello que es sólo una serie compleja de operaciones matemáticas de lo que parece ser humano. Mucha gente se olvida de que está frente a un número de ilusionismo para creer en la conciencia creada por la tecnología. Pero ciertamente, estamos a punto de confundirlos a ambos. Sólo que la novela de Philip K. Dick todavía es inalcanzable: vemos a los robots gozar del arte, cantar, apreciar la ópera y las artes plásticas. Una de ellos tiene curiosidad por el sexo. Parecen tener miedo. Y el propio protagonista, llega a tener miedo de ser él mismo un robot. ¿Sería posible? ¿Puede ser que él tenga recuerdos falsos y que sea en realidad uno más de aquellos replicantes? Bien visto, la propia literatura tiene esa probabilidad. El lenguaje puede ser el disfraz de una máquina que no tiene conciencia. Como cuando la IA nos escribe un texto, nos responde una pregunta… Diferente a muchas distopías que sueñan con un poder extremo, esta novela presenta una sociedad que parece funcionar sin un poder que controla todo atrás de las apariencias. Por el contrario, hay dos corporaciones policiacas que no saben de sus mutuas existencias… Toda la gente está al pendiente de un solo programa de televisión, y parece practicar una sola religión. Pero estos dos poderes son independientes y falsos. Pienso que no tenemos miedo de crear una verdadera inteligencia artificial (eso parece un simple acto de magia), sino de darnos cuenta un día (¿pronto?) de que vivimos entre interlocutores inexistentes. Una compleja sociedad  en que nuestros interloctores se encuentran construidos de vacío.

 

Philip K. Dick. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Do Androids Dream of Electric Sheep? (1968), tr. Miguel Antón, 1ª ed, 3ª reimp. México, Minotauro, 2024.

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