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viernes, 21 de mayo de 2021

Moriré callando. Tres poetisas judías: Gertrud Kolmar, Else Lasker-Schüler, Nelly Sachs, de Rafael Gutiérrez Girardot

 


 

Y los libros, ¿para qué? Supuestamente, para sumergirse en su lectura y olvidar la vida, pero con la esperanza de emerger de ellos listos para comprenderla y afrontarla. Pero no ocurre así, pues al involucrarse con ellos lo más habitual es que nos enredamos con otras vidas, las cuales tienen una relación casi metafórica con la nuestra. Intentar comprender a otros no es garantía de ninguna sabiduría, de ahí que muchos eruditos se encuentren entre aquellos que más desconocen el mundo que los rodea. ¿Será necesario crear una teoría que una el mundo de la lectura con la realidad, ya que muchas veces nos provee de verdades demasiado generales? Una manera de volver al mundo con los resultados de las búsquedas de la salvación interior que muchas veces nos sumergen en las ondas de las páginas impresas. No tengo respuesta, de todas maneras mi pregunta adolece también de haber sido demasiado general. Sin embargo, siempre es bueno naufragar en la lectura con una pregunta como salvavidas. Al menos, ésa es mi práctica más constante, aun cuando mi pregunta se vaya transformando durante el viaje. Rafael Gutiérrez Girardot (1928-2005), el gran crítico colombiano, toma las vidas de tres poetisas judías, Else Lasker-Schüler (1869-1945), Nelly Sachs (1891-1970) y Gertrud Kolmar (1894-1943). Dado que todas coincidieron casi medio siglo en la Historia, algo deben de tener en común. A cada una de ellas le corresponde una relación con un destacado intelectual: Else tuvo una relación literaria y amorosa con Gottfried Benn, Nelly con Paul Celan, y Gertrud fue prima de Walter Benjamin, una de las pocas personas a quienes mostraba sus poemas. No podré decir mucho, sólo que fueron autoras que decidieron escribir mientras el mundo de la cultura padecía la culpa de crear luego de que existiera Auschwitz. Y si yo escribo sin antes haber realizado un ritual de perdón, se debe a los altos poderes de la inconsciencia, la cual nos impulsa a emitir una pregunta antes de detenernos a pensar cualquier cosa. Else escribió una novela epistolar, Mi corazón (1912), la novela de la bohemia de Berlín, cuyas cartas no parecen haber sido escritas, sino que asemejan grabaciones magnetofónicas. Puesto que no ha sido traducida, no sabré por qué tienen valor acústico más que escrito y por qué esta descripción de la vida artística está hecha sin sistema, con descuido y por qué es un “verdadero terror para los germanistas”. Ella publicó, más adelante, en 1932, Concierto, uno de los últimos libros publicados por un judío en Alemania, antes del ascenso de Hitler. “Concierto” es sinónimo también de orden y armonía, temas algo atípicos para una condenada a la falta de destino. A pesar de que la fatalidad apremiaba, tuvo tiempo para reflexionar sobre el amor, para ensalzar la sexualidad siempre y cuando fuera aquella que busca el paraíso perdido del amor. Serían deseables más traducciones de sus obras, pues parece que ninguna de estas tres autoras ha hablado mucho en español. Tampoco en su idioma, pues fueron amordazadas y pisoteadas. Así que tuvieron que hablar su silencio con las herramientas de su lengua.

 

Rafael Gutiérrez Girardot. Moriré callando. Tres poetisas judías: Gertrud Kolmar, Else Lasker-Schüler, Nelly Sachs. Barcelona, Montesinos, 1996.

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