Llama la atención la formulación antimarxista que el sociólogo Fernando Escalante Gonzalbo más o menos esbozó hace años durante una entrevista con Fernando del Collado (en Milenio) de una de las Tesis sobre Feuerbach: "Los filósofos no han hecho más que transformar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de interpretarlo". Con el añadido de que este ideario abre (o abría) las puertas de la academia y de los cubículos más altos. En esa misma conversación hizo algunas reflexiones más: “La realidad es el contrapeso que importa”, “La 4T es una frase nada más”, “AMLO tiene un sentido viejísimo de nación”… Curiosamente, la realidad puso al pensamiento reaccionario un contrapeso inobjetable, una manifestación popular que les hizo ver que no transforman el mundo y tampoco lo saben interpretar. El 2 de junio irritó a los comentaristas de los medios de la derecha. El pueblo se manifestó de una manera tan inesperada, que enojó a la academia y a los periodistas. ¿Es que el pueblo no lee Letras Libres o Nexos?, ¿no vio el conmovedor video de Enrique Krauze? Yo leí un libro de Cal y Arena del autor mencionado, interesante elaboración pues permite saber cómo se mira la realidad mexicana retirado en la paz de los cubículos. Se habla de la historia del país como resultado de una dialéctica (Estado-clase política), de donde brota un “arreglo” cuya administración le permitió al PRI un largo periodo de gobernabilidad. Ese arreglo, en el cual no se profundiza mucho, necesita para existir de una clase política numerosa, un margen de impunidad, el control de los resultados electorales y del sistema de procuración de justicia. De tal modo que la impunidad, la corrupción y hasta el uso ilegal de la fuerza serían una necesidad estructural de este sistema de arreglos entre sólo dos instancias. Dos instancias que no toman en cuenta la sociedad –el pueblo, la sociedad civil (como dicen los más conservadores)– más que para verla como un sector a regular. Algo así como la justificación académica de “la corrupción es cultural”, que señaló Peña Nieto. México: el peso del pasado se publicó en 2023, lo que quiere decir que hasta fechas muy recientes se escriben textos justificatorios de Felipe Calderón. Donde vimos un desbordado ascenso de la inseguridad en el país y una colusión con sectores del narco (y hoy, un secretario preso en los EU), en realidad, lo que pasaba era que Calderón intentaba “trazar una frontera nítida, indudable, entre la legalidad y el crimen” y “expropiar los recursos de la fuerza” que se encontraban en manos de actores locales. Más interesante es el texto en torno al PRI, cuya ideología, resultante de la Constitución de 1917, se “desfuncionaliza” a partir de 1968. Pero nada dice el autor de la distancia entre el discurso del PRI y su actuar, su aparente defensa de la democracia y su nula práctica en ese sentido. Las luchas sociales no suenan ni siquiera en sordina a lo largo de estas páginas: todo es la lucha entre una maquinaria técnica (la del Estado) y la “clase política”. No mira al Estado como un aparato represivo al servicio de una clase privilegiada, buscando más privilegios a costa del pueblo. Esa mirada desenfocada (por decirlo amablemente) impide ver de manera clara la realidad y decir con gran suficiencia que “la 4T es una frase nada más”.
Fernando Escalante Gonzalbo. México: El peso del pasado. Ensayo de interpretación, prólogo de Héctor Aguilar Camín. México, Cal y Arena, 2023.
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