martes, 20 de diciembre de 2016

Novelas completas y otros escritos, de Anatole France


Casualmente, llevaba este libro con las novelas de Anatole France (1844-1924) durante un paseo por la catedral de Chartres, célebre por las miniaturas en sus asombrosos vitrales. En ellos, hechos vidrio a vidrio, aparecen personas de hace ocho siglos. Los fabricantes de toneles, los carpinteros, los zapateros y los alfareros que aparecen representados no nos miran desde sus paneles. No estamos ni a su alrededor ni en su futuro. Cuando volví a las páginas de Anatole France sentí que hablaba de estos personajes: vidas de la Edad Media cuyos pensamientos giraban en torno a los milagros, a las leyendas, a una moral ajena. Casi pude dialogar con ellos, pintados con palabras, me asombró la naturalidad con que miraban los milagros de los santos. Ahora bien, sé que este autor escribía con tinta color sepia, aspecto que lo vuelve más antiguo, más cercano al pasado remoto. Quisiera saber cómo era su estudio, si estaba rodeado de antigüedades, me imagino que sí, que dialogaba con ellas y que las interrogaba. Su labor fue traducir ese mundo al francés cotidiano de su tiempo, con pinceladas asombrosas, es cierto, pero cuyo deslumbramiento no duró tanto. Tiene más inmortalidad por haber sido retratado por Marcel Proust en el personaje de Bergotte, en En busca del tiempo perdido, el novelista que primero sorprende y después desilusiona. Eso me hizo buscarlo. Eso, y enterarme de que fue el novelista favorito de Alfonso Reyes y de Ramón López Velarde. Este último hasta compró a crédito sus libros para poder leerlos todos. Admirado por aquellos a quienes admiro, ¿será un vitral de dos dimensiones o tendrá algo que decirme? Pocas cosas. Fundamentalmente: que gran parte de lo que vivimos es creación del pasado, de los muertos. Los vivos hemos agregado poco al pasado monumental. Por más atractiva que sea esta sentencia, la hemos convertido en falsa. Porque la tecnología cambia la faz del mundo en pocos años. Ahora bien, yo prefiero la mistificación del pasado a la del presente. Y por eso leí con mucho agrado las páginas que fueron secándose entre mis manos conforme veía que las sentencias de su sabiduría eran poco provechosas. En La camisa (parte del libro de Las siete mujeres de Barba Azul), el rey que busca la felicidad es aconsejado para ponerse la camisa de un hombre feliz. Ya imaginarán que el único hombre feliz sobre la tierra no lleva camisa. Y ya que hablamos de felicidad, estas páginas no tienen una respuesta a ese problema, pero por lo menos aplazan la tristeza, la cual se encuentra esperando en el colofón.

Anatole France. Novelas completas y otros escritos. Tomo III. El Jardín de Epicuro (Le jardin d’Epicure) / Sobre la piedra inmaculada (Sur la pierre blanche) / Cuentos de Dalevuelta (Les contes de Jacques Tournebroche) / Bajo la advocación de Clío (Clio) / Yocasta (Jocaste) / El gato flaco (Le chat maigre) / Historia de cómicos (Histoire comique) / Las siete mujeres de Barba Azul (Les sept femmes de Barbe-Bleue) / Baltasar (Balthasar) / El estuche de nácar (L’étui de nacre) / El pozo de santa Clara (Le puits de Sainte-Claire) / Abeja (Abeille) / Los cuentos de hadas  / Notas marginales (Notes écrites par Pierre Nozière) / Excursiones (Promenades de Pierre Nozière) / Rabelais (Rabelais), tr. y pról. de Luis Ruiz Contreras, 2ª ed. Madrid, Aguilar, 1968.

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