viernes, 26 de abril de 2024

Tan poca vida, de Hanya Yanagihara



El siglo XXI tiene demasiada prisa en tener sus listas de mejores libros. Con la misma prisa, las obras elogiadas por la crítica son arrojadas de los sitios más altos (me imagino que con gran alegría de los especialistas que descubren nuevos autores). Tan poca vida, de Hanya Yanagihara, es un libro que continuamente uno encuentra en las listas de los más vendidos, los más comentados por todo tipo de lectores (es seguro que la entusiasta recomendación de la cantante Dua Lipa contribuyó con muchos miles de lectores). Sin embargo, haré lo posible por alejar de un soplido la infame turba de las nocturnas aves lectoras, para ver si puedo escuchar mi propia opinión. De los cuatro personajes principales, cuya vida se reseña desde los días de la universidad, va destacándose la personalidad de Jude: un joven huérfano que destaca como abogado, pero que tiene un pasado misterioso al cual nunca se refiere. Es hostil al contacto físico, y obsesivo por el trabajo y el estudio. Hay algo en su actitud y en su forma de ser que despierta la compasión de la gente que lo conoce, por ejemplo, de su maestro Harold y de su esposa Julia, quienes deciden adoptarlo cuando cumple 30 años. Los secretos de Jude se ocultan a lo largo de demasiadas páginas (la novela tiene casi mil), en tanto que se destaca su afición a autolesionarse, infringiéndose heridas con una navaja, en varias zonas de su cuerpo. De nada sirve que la felicidad lo ronde, pues tiene a sus padres adoptivos y el amor de Willem, el guapo excompañero de la universidad, que vive para cuidarlo. Todo aquello que Jude calla sobre su pasado, grita de otro modo: por las heridas de su cuerpo escurre la culpa acumulada. Algún día, todos los que me aman terminarán cansándose de mí. Y esa idea es la que finalmente triunfará. No el cansancio ajeno, pero sí la convicción propia de que su vida tiene un menor valor existencial que el del resto del mundo. Entre mayor es el cuidado de los demás, es más profundo el hoyo de autodestrucción en el que cae. Todo se debe a la vida de abusos sexuales que padeció desde su infancia en el monasterio en que fue criado. El hermano Luke, el más cercano a él, lo secuestró para prostituirlo durante un largo tiempo. El estilo no destaca en ningún momento, no va más allá de la neutralidad narrativa, así que las agresiones sexuales y el gusto de Jude por lastimarse, destacan por su propia y fría enumeración. El niño agredido se encapsula dentro de la personalidad de un adulto lánguido que pide continuamente perdón en todo momento. Sin embargo, considero que la novela no construye la personalidad. Es un misterio que no se resuelve, el de saber por qué nadie ni nada llegan a convencer a Jude de desistir. Es un ser que camina en línea recta hacia su propia autodestrucción. Es un personaje que pasa frente a todos sin que el amor que le tienen ayude. Pero tampoco hay una explicación interior. Desafortunadamente, la narración se abre en dos caminos que no se encuentran a lo largo del libro: la gozosa afición de la autora por describir la putrefacción de la carne y el camino interior que Jude recorre sin que podamos conocerlo o comprenderlo aunque fuera un poco. Es la razón por la que resulta poco convincente el personaje de Jude, más golpeado por el efectismo literario de la violencia que por la construcción de un verdadero dolor existencial.

 

Hanya Yanagihara. Tan poca vida A Little Life (2016), tr. Aurora Echevarría, 5ª reimp. México, Lumen, 2023.

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