sábado, 1 de abril de 2023

La emancipación de la mujer, de Lenin

  



 

Este texto está escrito para recordar que el Día Internacional de la Mujer, que se conmemora todos los 8 de marzo, originalmente se llamó Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Eso quiere decir que tenía, en sus orígenes, un contenido de clase que cotidianamente se quiere ignorar. Así que los movimientos feministas agregan a sus respectivas agendas la reivindicación de que sus luchas no sirvan para lucro ajeno. También sirve este texto para recordar a Clara Zetkin (1857-1933), militante por la causa de las mujeres que propuso la instauración de esta fecha, la cual se conmemora desde 1911. Más precisamente, sirve para decir que, en su centro, se trata de una demanda original de movimientos de trabajadoras comunistas, ya que Clara Zetkin, como fundadora de la Liga Espartaquista, fue cercana al grupo de Rosa Luxemburgo. Durante sus estancias en la URSS, esta pensadora tuvo oportunidad de entrevistarse con Lenin, hacia 1920, para hablar del tema de la mujer. Dicha entrevista, junto con otros textos del dirigente ruso, solían reeditarse y discutirse en otros tiempos. Dado que ya no es tan común hacerlo, se ha olvidado que el régimen soviético fue el primero en postular la igualdad política entre los hombres y las mujeres. Por ejemplo, al referirse a los tribunales, Lenin escribió: “el Partido Comunista no establece diferencias para las mujeres, igualando a ambos sexos en todos los derechos tanto al elegir los jueces como en el cumplimiento de las obligaciones propias de estos últimos” (1930). Consecuente con su forma de trabajo son los textos leninistas sobre la mujer: abría cotidianamente la prensa para conocer “el estado de la cuestión” y saber en qué parte de un proceso se encontraba una problemática. Una de ellas era la prostitución; en 1913 se celebró en Londres un congreso internacional contra la prostitución. La conceptualización burguesa de este fenómeno lo abordaba por dos frentes: la religión y la policía (censura moral y represión social, respectivamente), lo que explica que los participantes al Congreso consideraran innecesario revisar las condiciones laborales de las mujeres y que se lanzaran a abuchear al único delegado que planteó conocer las causas sociales de la prostitución. Puesto que son numerosos los temas que abordó Lenin con respecto a la mujer (los textos van de 1896 a 1922), me referiré a sólo uno, que podría parecer cercano a las políticas que incorporan progresivamente la cuota representativa de mujeres en el terreno laboral. Lenin parecería estar en contra, puesto que considera que los derechos de las mujeres deben de existir con plena igualdad respecto de los hombres. Sin embargo… la presencia de las mujeres en los movimientos políticos era muy reducido, a veces casi inexistente. Eso se debe a una opresión existente en la sociedad en contra de la mujer: “testimoniamos que… comprendemos la situación privilegiada del hombre y odiamos –sí, odiamos– y queremos eliminar todo lo que oprime y atormenta a la obrera, a la mujer del obrero, a la campesina, a la mujer del hombre sencillo e incluso, en muchos aspectos, a la mujer de clase acomodada”. Significa esto último que Lenin considera que las conquistas de las mujeres deben de coordinarse con el cambio social, que debe de existir en el movimiento de las reivindicaciones de las mujeres una conciencia de clase. La necesidad de que la mujer sea liberada de la esclavitud doméstica y que tenga la posibilidad de vivir en sociedad de acuerdo con sus capacidades e inclinaciones es una idea temprana de la URSS. Una idea que Lenin sabía difícil ya que los hombres de la casa mantenían de manera encubierta su “derecho a la dominación”. Clara Zetkin recordaba, en su libreta de notas, que Lenin se despidió por última vez de ella con estas palabras: “Usted debe continuar buscando el camino para llegar a las masas femeninas, condenadas por el capitalismo a una tremenda miseria.” Releer este aspecto del pensamiento leninista sirve al menos para discutir con él de manera directa y no con la caricatura que los liberales construyeron hace tiempo y que desempolvan de vez en cuando desean debatir.

 

Lenin. La emancipación de la mujer. Moscú, Progreso, 1978.

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