domingo, 14 de enero de 2018

Periodismo, de Alfonso Reyes

A lo largo de su vida, Alfonso Reyes practicó el periodismo, aunque un periodismo muy alejado del actual. Pienso que casi cualquier editor rechazaría textos como los que aparecen en estas páginas. Al mismo tiempo, Reyes rechazaría los diarios actuales, y los cerraría casi de inmediato. Sin ánimo de calificar nada, debe decirse que la tradición que él continuaba está casi muerta hoy: un periodismo literario, una conversación inteligente con el lector. Claro, había entonces más tiempo para colaborar en un juego semejante. Prosa elaborada, con una tarde para las especulaciones no políticas. Y si son políticas, vertidas en amplias columnas tabloides. Aquellos textos que llamamos “el periodismo” de Alfonso Reyes es una proyección cartesiana de un deseo editorial, de avenidas de textos rodeando una plaza pública. Y para nosotros: un modelo. Un hombre informado que camina por la calle, enaltecedor espectáculo. Naturalmente, el mundo no era entonces (1929) una tragedia. Los lectores no abrían las hojas de un diario para enterarse si no han muerto. Ni se recorrían las secciones de noticias internacionales para presenciar un Apocalipsis cotidiano. Pero hablemos de estilo. Yo, al escribir, releo y borro, rectifico, y la frase resultante aún duda, pero continúa: se le une la siguiente, y trata de desarrollar algo. El periodismo no tiene tiempo de eso, se piensa en el momento en que se escribe pues de otro modo pasa la oportunidad de decir. Lo que Alfonso Reyes escribió se puede calificar de “periodismo” porque se publicó en periódicos, porque lo apremió el tiempo. Pero su entraña no necesariamente tiene contenidos periodísticos. Lo que significa que el corte que disecciona su obra es necesariamente arbitrario. Escribió sobre periodismo, sobre lo que se debe de entender por este género, pero también de su historia, pues dejó páginas sobre la historia de los diarios europeos. Fue optimista en un tiempo en que no era pecado serlo. Todavía era tiempo para las buenas intenciones. Es el caso de su entrevista al hispanista judío Abraham S. Yahuda (1917), al respecto de la esperanza de que el pueblo judío poblara Palestina. En esa proyección del futuro se miran cabañas, un pueblo trabajador, escuelas, zonas de recreo. Se pensaba que este pueblo sería un buen vecino, y no el engendrador de un gobierno sangriento capaz de crímenes atroces. Es extraño llamar a Reyes “periodista”; depende por completo del antologador. Quizá es que estos zapatos le quedan demasiado pequeños, o bien: son tan grandes que entran demasiadas cosas (¡prácticamente toda su obra!). Importa también si sus textos son actuales. Y él, tan afecto a estas diversiones de la reflexión, nos diría: “¿Y qué cosa no es actual?” Ah, quizá sí, es cierto: se abre un periódico de cualquier año, y la actualidad es algo que pone la inteligencia del lector.

Alfonso Reyes. Periodismo, prólogo de Federico Reyes Heroles. México, FCE-Cátedra Alfonso Reyes-f,l,m., 2012 (Col. Capilla Alfonsina, 9)

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